Panelitas de mi Pueblo creció un 50 % en ventas en el último año

Andrea Ferrer es la creadora de la empresa. Se inspiró en los dulces de su abuela, por lo tanto, es defensora de la tradición y de los productos hechos a mano. Con De Mis Manos ha logrado crecer conservando el proceso tradicional.
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Andrea Ferrer

Panelitas de mi Pueblo

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Ya son sesenta años los que Celina Garcés suma haciendo panelitas de leche y azúcar. Fue en enero de 2021 que Andrea Ferrer, la nieta, se le ocurrió tomar una foto al dulce con que su abuela la recibía cada vez que iba de visita.

 

No sospechó lo que seguiría y cómo esto le cambiaría la vida. Resulta que los corazones en la foto se dispararon y asimismo los pedidos. De 200 pasó a una producción 1.000 panelitas y de su cocina salieron en Turbo a todo el Urabá antioqueño, a Medellín, a Miami y a Europa.

 

Seis meses después de que sus fogones se prendieran, Andrea buscó a De Mis Manos, luego de ser guiada en la Alcaldía de su municipio a Empropaz (impulsado, entre otras entidades, por Bancamía) y de ahí a nuestra casa. Un año más tarde, puede decir que su producción creció y ahora hacen 1.300 semanales, tiene una planta en la playa, sus ventas crecieron en un 50 %, vive de su empresa y genera trabajo para dos mujeres cabeza de hogar.

 

El sabor es diferente, y el que se haga a mano es conservar la tradición. A la experiencia de la venta le pega la historia de la abuela. Vende la panelita en sí y el dulce también, pero ahora está trabajando en otro derivado, en la galleta. En De Mis Manos descubrió los beneficios y la posibilidad de diversificar el producto sin perder ni los ingredientes que caracterizan a su marca, el sabor y la producción hecha 100 % a mano.

 

Además de la innovación, en nuestras aulas encontró apoyo y capacitación en redes sociales y mercadeo digital, manipulación de alimentos y desarrollo empresarial. “Uno está emprendiendo y no tiene, a veces, mucho conocimiento en la parte contable, de la parte de las ventas… Realmente, el acompañamiento ha sido muy bueno, especialmente en ventas, a mí que me inviten a un evento y personas que no conocen mi producto lo empiecen a conocer es algo muy grande”, comenta Andrea Ferrer.

 

Aprovecha cada espacio en ferias, cada asesoría, cada curso, y todo lo lleva a la práctica, que es donde el conocimiento tiene frutos. La nueva empresaria tiene claros los aprendizajes de estas experiencias:

  • Puede decir que lo primero fue el orden en sus finanzas. Ahora sabe que debe sacar su sueldo, que el dinero de la empresa no se va en otras necesidades y que las inversiones deben ser estratégicas.
  • Se tiene que tener consciencia de las dinámicas de las ventas y de la naturaleza del producto. Es decir, que hay subidas y bajadas en temporadas y que no produce un alimento de primera necesidad. Esto es importante tenerlo presente para idear planes, tener proyecciones y mantener del equilibrio.
  • Como estrategia a lo anterior, se esfuerza en fidelizar clientes y comunicar mucho su producto para atraer a nuevas personas y así mantener su flujo de pedidos.

 

No quiere entrar en supermercados porque no quiere industrializarse, la idea es mantenerse en su producto hecho a mano y con el sabor tradicional.

 

Lo que ha pensado, como alternativa de crecimiento es instalarse en el ecosistema turístico de la subregión bananera y ganadera, coherente con el posicionamiento de producto tradicional en el que se concentró. La idea es entonces tener un exhibidor en restaurantes de zonas turísticas y proponer su producto para que sea llevado como regalo de la zona visitada.

 

Finalmente, consejo para las personas empresarias: “Lo primero es creer en el emprendimiento y lo segundo es tener perseverancia y disciplina”, de ahí el éxito de Panelitas de mi Pueblo.

 

Andrea creció con los dulces de su abuela, es la primera fanática de estas panelitas, es la primera que las disfruta, ama y respeta profundamente la tradición enseñada por Celina, esto ha hecho que se acerque más fácilmente a las personas y les hable de las bondades de su producto desde el corazón, esa confianza en lo que sale de su cocina y en la experiencia que le espera a sus clientes es la clave para que en poco tiempo haya crecido en ventas, esté produciendo su sustento económico y genere empleo.

 

En la planta, en Turbo, tiene un punto de venta. Está en Instagram, Facebook y WhatsApp, donde recibe pedidos y hace envíos a donde le pidan.

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