Somdaücolores nació hace un año y medio, después de que María Erika tuviera diferentes acercamientos con ACNUR, la Agencia de la ONU para los refugiados, en reuniones y cursos en los que aprendió sobre los derechos de la mujer, del empoderamiento femenino y de emprendimiento.
Aunque Erika no estaba muy convencida de su participación asistía porque tenía tiempo libre. Además, su idea era obtener ingresos, pero no sabía cómo y aprovechó para empezar un curso de servicio al cliente, luego uno de uñas y, por último, con el de emprendimiento se dedicó a lo que ella es: artesana.
Cuando consolidó la idea de Somdaücolores terminó el curso, presentó su idea e inició su participación en un proyecto apoyado por De Mis Manos y ACNUR.
Un sueño que se vive en compañía
Si bien Somdaücolores comenzó como un proyecto individual, cobró la fuerza suficiente como para convocar a otras mujeres artesanas dentro y fuera de su comunidad, es decir, indígenas wounaan y emberá, respectivamente.
La familia de María Erika también hace parte del emprendimiento. Esto se debe a que la elaboración de los accesorios necesitan de mucha paciencia, dedicación y tiempo, pues todo es hecho a mano. Forrar un par de zapatos, por ejemplo, puede llevar una semana entera.
Prioridad: ganar visibilidad
Hasta ahora siente que ha tenido reconocimiento como persona y como emprendedora, ha aprendido a darle el valor que se merece a sus artesanías, confiar en sí misma, trabajar en equipo, utilizar las redes sociales y mucho más.
Erika está “feliz porque hay gente que nos quiere apoyar, que de verdad valora el esfuerzo que ponemos en los accesorios”.
Con Somdaücolores ha participado en diferentes ferias. En parte, su objetivo es mostrar a la comunidad con cada tejido que hacen con un porqué, con qué y quién lo hace, “porque la verdad sí le estamos metiendo corazón para que esto no muera”, dice la emprendedora.
Los retos de Somdaücolores
En menos de dos años Erika ha tenido que enfrentar varios retos:
- Cumplir con los tiempos de entrega, pues cada artesanía requiere de una atención minuciosa y sus colaboradoras son madres cabeza de familia que no pueden dedicarse tiempo completo a trabajar.
- Diferenciarse como marca. Para esto trata de que los colores sean diferentes y que sus accesorios estén cargados de significado.
Erika reconoce todo esto y sabe que emprender también es tener paciencia para que todo fluya de la mejor manera.
María Erika hoy y en el futuro
Con apenas 29 años se describe así misma como una trabajadora perfeccionista, así se lo hacen saber sus clientes cuando le dicen: “Yo quiero que me lo haga usted porque usted hace las cosas como si fuera con máquina y no hecho a mano”, incluso le dicen que sus diseños son muy diferentes.
“Queremos trabajar para subsistir, queremos que conozcan nuestra esencia e historia, transmitir esos saberes a nuestros niños y jóvenes, también a nuestros mayores, que conocen el antes, pero no lo de ahora; estamos aprendiendo a innovar”.
Instagram: @somdaucolores
