Isabel creció viendo a su mamá pintar, bordar, tejer y dedicarse a un sinfín de manualidades, lo que la ayudó a ser consciente de su vena artística y animarse a estudiar Diseño de Modas y Diseño Gráfico; además, también aprendió sobre Administración de Mercadeo.
Si a la vena artística y a estos estudios le sumas estrés laboral, una renuncia y una pandemia mundial, obtienes un emprendimiento: Minerva.
Un día Adiela estaba tejiendo un tapete para su hija y ella aprovechó para que le enseñara. “Quedó horrible, tiene todos los errores del mundo”, dice Isabel, pero de todas maneras se sintió orgullosa y lo subió a sus redes, gustó y sus contactos comenzaron a preguntar por él.
¿Y si vendemos tapetes? Fue el pensamiento de Isabel. Así nació la idea de emprender y un proyecto que en sus palabras “es la catarsis de ese proceso que estaba viviendo, emocionalmente significa muchísimo para mí”, gracias a esta actividad mejoró su salud mental.
El hilo de Minerva
Este emprendimiento tiene sus valores de marca muy definidos, más allá de construir la identidad gráfica, se han preocupado por imprimirle su sello personal en cuanto a valores y creencias. Sus tres pilares principales son:
- Sostenibilidad: el material que utilizan para tejer se llama trapillo, que es un sobrante de la industria textil. De hecho, puedes verlo en algunas trapeadoras.
- Humanidad: el emprendimiento se dirige a las personas que necesitan espacios de reflexión y autoconocimiento, pues también dictan talleres de tejido.
- Generación de empleo, dándole prioridad a personas mayores que todavía puedan laborar, pero que necesitan cierta flexibilidad horaria.
Un tejido versátil
Los tapetes fueron el punto de partida para explorar con muchos otros objetos de decoración del hogar como canastas, portavasos, individuales, cojines, espejos e, incluso, pedidos por encargo que, si bien nunca habían hecho, se le midieron al reto.
Siguiendo la línea del cuidado, incursionaron en la creación de accesorios para mujeres porque “uno también es su hogar, hay que mantenerlo lindo y sentirnos empoderadas”.
Uno de los aspectos que más rescata Isabel de Minerva es su capacidad para adaptarse a las demandas del mercado, así han llegado hasta a tejer accesorios para mascotas.
Las próximas puntadas
Isabel y Adiela tienen grandes sueños con su diosa romana, Minerva, en De Mis Manos se están haciendo el Curso de Exportación con miras a Estados Unidos y Canadá, para más adelante llegar al resto del mundo. También han recibido apoyo con el tema de costos, que ha sido complejo para ellas, y con la conceptualización de las colecciones.
Además, quieren un futuro en el que trabajen con su propio tejido 100% eco y tengan un café donde puedan dar sus talleres, invitar a otras personas para enseñar diferentes técnicas y vender su materia prima.
Emprender les ha dado muchas satisfacciones, han dejado muchos miedos atrás y ha sido la excusa perfecta para conservar esa relación de madre e hija tan especial, “Somos demasiado amigas, como que las dos tenemos muchas cosas en común y nos compenetramos muy bien”, cuenta Isabel con un profundo amor hacia su mamá.
Ambas saben que llevar un proyecto así es retador y requiere de mucha disciplina, pero Isabel no está dispuesta a trabajar de nuevo en una empresa que no sea la suya, “yo no dejaría a Minerva por nada del mundo”.
Instagram: @minervatejidosamano.co
WhatsApp: 305 222 11 47
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