Si algo tienen por probar las personas empresarias De Mis Manos es que el cierre de ciclos debe tomarse con alegría, después de esas experiencias que terminan comienza la realización de un sueño. Más o menos así comienza esta historia.
Después de una vida en ventas, se encontró en la casa sin saber qué hacer. Como él mismo cuenta, Guillermo León Cardona, cogió pedazos de madera y comenzó a transformarlos. Con tan buenos resultados que despertó piropos en la familia. Pero tenía que comprobarlo. Así que se fue con sus carros de madera hasta un centro comercial en El Poblado, en Medellín, a una tienda que vendía productos de alta calidad en este material. “Pensé: estos me dicen eso porque me quieren, porque son mis hijos y mis nietos. Voy a ensayar”, relata este empresario y contador de historias. No solo le dieron su visto más que bueno, sus productos se quedaron en la tienda. De eso hace como quince años mal contados.
Al salir pues de la duda, montó taller en casa. De allí comenzaron a salir juegos de mesa que se fueron para donde los amigos y la familia. “Más que todo didácticos. Ahí me inicié en el negocio. Hasta que un día, como soy de los que poquito se monta en un bus o en un taxi porque a mí me gusta caminar, estaba bajando de mi casa, que en esa época vivía en Laureles, y pasé por un almacén muy bonito lleno de artesanías y entré”, así cuenta cómo conoció las Tiendas De Mis Manos. Conversó, contó su idea, hizo una cita, llevó las muestras “y ahí empezó la carreta con De Mis Manos”, siendo una de los primeros en tener sus productos en estas estanterías.
De ahí en adelante otra fue la historia. Comenzó a conseguir clientes, negocios impulsados por el área comercial de esta casa. Recuerda que el primero fue con Caballo de Troya, un ingreso que parecía difícil pero que al final se logró y aún está en su lista de proveedores. También se ganó licitaciones en las que ha tenido retos como ponerle sistema artesanal de impulso a carritos de madera con importantes entidades financieras y cajas de compensación familiar de la ciudad. “Dije: como que con esto sí se puede hacer negocio”.
Pasó por las aulas para aprender sobre modelo de negocios y uno que recuerda especialmente, por su gran utilidad, fue costos. “Es que yo sacaba precios al bulto”, hace la anotación Guillermo León, pero no sin aclarar que la lección quedó bien aprendida.
Se le fueron clientes muy buenos con la cuarentena de la pandemia, que tuvieron que cerrar los negocios, pero como antioqueño no se vara, esta fue la oportunidad de mirar para otras plazas como el Eje Cafetero y Cali.
Por otro lado, las enseñanzas en diseño las guarda y valora con gran cariño. De esto ha sacado consejos muy valiosos para conservar la calidad de sus productos y por ahí derecho la esencia romántica que les imprime.
De ese taller salen muchas cosas para contar. Como que diversificó los juegos de mesas y los juguetes para hacer cofres, casitas para gatos, marcos, todo lo que se necesite porque, además de su especialidad, trabaja sobre pedido.
En ese taller se encienden las luces desde las 4 de la mañana y queda a oscuras tarde en la noche, pese a que le dicen que le baje al ritmo. “Es que yo hago las cosas porque me gustan, pero las hago con amor, y aparte me pagan”. Sus familiares siguen siendo quienes más admiran su trabajo, lo apoyan y le ayudan con la publicidad de su trabajo.
Consejos para las personas empresarias de parte de Guillermo León:
- “Mucho juicio en el trabajo, hacer las cosas con amor. Es decir, si hago algo y no me gusta no lo saco, el primer admirador de lo que hago debo ser yo”.
- “Si un cliente me hace un reclamo yo le cambio el producto, es mejor perder un producto que un cliente”.
- «Un tercer consejo es no decir que no y nunca trasladarlo a otro artesano: si son cosas que no están al alcance de uno… eso ya es otra cosa, y si no sé hacerlo yo busco quien puede en De Mis Manos”.
- Finalmente, pero no menos importante: “Darle gusto al cliente”, claramente.
Leo Romans se encuentra en redes sociales, en el Directorio y en Tiendas De Mis Manos, Artesanías Caballo de Troya, entre otras tiendas e importantes centros comerciales de Medellín. Así mismo se pueden adquirir en otras ciudades en el sur del país.