Arleyda Pérez
Trópika Naturaleza Artesanal
Siempre fue inquieta por las artes manuales, y durante los primeros años de sus hijas se dedicó enteramente a educarlas, pero cuando crecieron un poco y a ella le sobraba tiempo, se las ingenió para viajar semanalmente desde Currulao hasta Turbo para aprender con una experta tejedora gracias a su amiga Marleny Rendón.
“Me sentía un poco mal porque salía sin el apoyo de mi compañero de vida. En compañía de mis dos hijas, aprovechaba sus viajes de trabajo para irme en ocasiones a escondidas y me preguntaba ¿por qué si no estaba descuidando mi hogar?”.
Luego de ese episodio que marcó su vida, decidió “revelarse” como ella misma lo dice y empezó a estudiar y a trabajar. Con frases como “no te estoy pidiendo permiso, te estoy informando”, logró amorosamente romper el paradigma que vivía en su hogar. Se formó en el SENA de Apartadó y pronto comenzó a trabajar. Pero no dejaba de enlazar hilos, de tejer sueños con los que pudiera aportar. Arleyda había ganado fuerza con cada puntada y quería enlazar a otras mujeres que también quisieran tener sus propios ingresos, valerse por sí mismas y romper con esquemas.
Comenzó entonces a enseñarle a tejer a las esposas de los compañeros de trabajo de su marido. Pronto empezaron a hacer vestidos de baño en crochet sobre medida y a involucrar en el proceso a las hijas de sus amigas. “Había muchas niñas que no querían estudiar ni trabajar, y que con tanto tiempo libre estaban en riesgo de caer en malos pasos”, fue por eso que creó un semillero de jovencitas que continúan aportando en la producción de Trópika Naturaleza Artesanal.
“Trópika invita a la mujer urabaense y a la mujer latina a que más que un vestido de baño, luzca un cuerpo natural. Que se sienta orgullosa del cuerpo que tiene. No importa si somos gorditas o flaquitas o si tenemos rollitos; lo importante es que nos queramos tal y como somos” dice Arleyda, una empoderada y convencida del valor de cada mujer.
