Un Nudo Hecho Arte conoció a sus clientes y se organizó en costos

Nació tan orgánicamente que así comenzaron a ser todos sus procesos. Pero Carolina Álvarez le dio orden y norte a su idea de negocio cuando llegó a De Mis Manos.

“Se identificó el público objetivo y el mercado meta al que tenía que apuntar para empezar a gestionar esos clientes. Se hizo el diseño de la propuesta de valor para comunicarla. Se brindó una estrategia de relacionamiento. Se hizo una actividad de planeación para la mejora de su modelo de negocio”, explica Yamileth Hurtado, asesora De Mis Manos en temas de Desarrollo Empresarial. Este fue el inicio de una historia intensa.

Carolina es una contadora de profesión que estaba en una búsqueda personal en el arte y en la espiritualidad, realizó varios cursos en manualidades y como terapeuta. Esto sin sospechar que algún día las uniría en un proyecto. En esas estaba cuando llegó el macramé a su vida. Hace dos años y con tutoriales de YouTube comenzó a trenzar, le salió tan natural que rápidamente aprendió la técnica y empezó a publicar fotos en sus redes, pero sin intención de vender. Dice que se sorprendió cuando amigos y familiares comenzaron a encargarle productos. De ese momento a tomar la decisión de dejar su trabajo en contaduría pasaron solo seis meses. En pocas palabras así nació Un Nudo Hecho Arte, empresa de la que también es socio Juan Sebastián Betancur, su esposo.

La marca crea columpios para gatos, porta mat para yoga, cojines, tapices, luna chakras, lámparas medusa, puff mandala de meditación, atrapasueños, espejos, productos para quienes disfrutan del mundo artesanal y holístico.

Llegó a De Mis Manos por una publicación en Instagram en 2021. Asistió a la Jornada Empresarial, donde comenzó su caminar en Desarrollo Empresarial, comercio exterior y diseño. 

La experiencia que más recuerda Carolina es el acompañamiento en la estructuración de la empresa. “Aunque teníamos bases por nuestras carreras, de pronto sí había que tener un poco más de orden”, dice la empresaria. Se adentraron en los costos, separando dinero y aprendiendo a asignar salarios ya que comenzaron a generar empleo. 

Esto se une al conocimiento adquirido de su público, de cómo generar relaciones y cómo aprovechar al máximo el potencial de sus canales. “Estamos en un momento muy bonito porque ya no estamos tocando puertas, ya vienen y tocan las nuestras. Tenemos por ejemplo talleres empresariales, dar ese orden y ese margen, cómo cobrar. En costos nos han puesto los pies en la tierra”, apunta Carolina. La asesora también resalta ese conocimiento que se ha logrado con la focalización del cliente y la comunicación con el mismo, lo que abre múltiples facilidades y posibilidades para las empresas.

En estas claridades se ordenaron también con el modelo de negocio. Un Nudo Hecho Arte tiene cuatro líneas de trabajo: sus productos terminados, decoración de eventos con piezas en gran formato, los talleres y clases con grupos pequeños de personas interesadas en anudar, talleres en empresas.

Piensan volar, por eso lo más reciente que ha terminado es el curso en comercio exterior. Y en este momento, elabora una colección con el Centro de Diseño e Innovación.

Se encuentran en las redes sociales, que es su principal canal de distribución, y atienden pedidos también por WhatsApp. En pequeño o en grandes cantidades, Un Nudo hecho Arte trabaja sin descanso.

Por último, el consejo para las personas empresarias: “Al principio hay que tocar muchas puertas sin pena, y debemos estar preparados para el ‘no’, pero esto nos construye el camino para los ‘sí’. Así me pasó al principio, pero un año y medio después ya me tocan las puertas a mí -dice Carolina que ese hacerse conocer la hizo expandirse luego- Hay que tener mucho coraje”, pero se logra, concluye la creadora.