Las ideas de las que nadie puede sacar a Belar

Si de algo estuvo siempre convencida Belkis Arévalo Flórez fue de ser empresaria, no lo dudó en toda su vida. Pero después del paso por De Mis Manos le agregó algo más a esa buena terquedad: creer en su trabajo. Esta historia es de la buena sugestión y del riesgo en positivo.
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La idea de emprender nunca le fue ajena, cuenta que siempre soñó con tener su propio negocio y generar empleo. Es que estaba acostumbrada a vivir entre mujeres que materializaban todo lo que podían imaginar. Desde niña veía a su mamá y hermanas montar el taller de confección en su casa.

 

A la hora de elegir carrera, empacó maletas, dejó su Valledupar del alma y llegó a Medellín para estudiar diseño de modas en el Sena. Trabajó tres años en empresas para aprender en el campo. Al nacer su primer hijo, Maximiliano, quiso estar en su casa para no perderse momento de la crianza.

 

“Con el sueldo de una quincena, con eso arranqué. Lo bueno es que tenía mis máquinas y mi conocimiento. Hacía diseño, corte, patrones, confección, distribución, todo porque sabía cómo hacer el proceso, pero no tenía cómo pagarle a nadie más. Así empecé hace cuatro años”.

 

Agradece el tiempo que estuvo como empleada, porque además tiene vocación de alumna. Puso cuidado y todos lo días aprendía algo nuevo. Pero su alma emprendedora le pedía algo más. Cuenta Belki que miraba los procesos y se decía así misma: “Yo puedo hacer esto para mí”, se le ocurrían mil ideas que no podía materializar. Así que cada vez estaba más clara, por eso no dudó arriesgarse, prender su máquina y comenzar la aventura.

 

Tiene el apoyo de toda su familia. Las hermanas y cuñada saben confeccionar, son creativas y hábiles con las manos, ellas son el principal soporte. Además genera empleos indirectos de confeccionistas y en mensajería.

 

De Belar salen colecciones de ropa casual femenina. De ahí se generó la idea de la creación de accesorios, la tela que sobraba fue aprovechada de la mejor manera para rellenarla o trenzarla y elaborar diademas, lazos, hebillas, productos que fueron ganando espacio, protagonismo y en muchas ocasiones exclusividad.

 

Conoció a De Mis Manos por referencia, en una conversación de amigas y colegas. En 2019 asistió al Viernes de Empresario. “Quiero hacer todo el proceso”, lo tuvo claro desde el primer día. Después del diagnóstico comenzó con más ganas que nunca.

 

Los primeros pasos del camino los dio en diseño, desarrollo de mercado y contabilidad, ha participado en cursos de tendencias y ferias. Ha estado muy emocionada cualificándose para crecer como empresaria.

 

El primer ajuste que realizó tiene que ver con la imagen, en lo referente a la identificación de productos en cuestiones como etiquetas y empaques, en comunicar la calidad del producto.

 

Lo segundo fue organizar las cuentas. “Organizar todo el tema de los costos fue súper importante. Cobraba lo que yo creía. Aprendí. Muy pacientes me explicaron, me pasaron una plantilla para ingresar los datos coherentes con el negocio y así se arrojan los costos. Yo no cobraba lo que valía mi tiempo, solo el producto y creía que estaba ganándole algo. Fue un gran cambio”, cuenta la empresaria que ahora gana hasta un 40 % más, desde que aprendió, escuchó consejos y dejó de poner precios solo con la intuición.

 

Hablando de valoración… “Lo otro lindo en De Mis Manos es que te enseñan a valorar lo que sabes hacer”.

 

Belar está en la Tienda De Mis Manos. Estuvo en Colombiamoda y allí hizo contactos para distribuir sus productos por más canales. Además, tiene sus redes sociales.

 

El consejo de la creadora de Belar: “Lo que más he aprendido es que se tiene que ser constante y se debe creer en uno mismo.” Se puede llegar alto, lograr cualquier cosa, dice que consiguió convencerse de esa idea y ya nadie la saca de ahí.

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